Cuando el SPAM sale caro: Multas y Lista Robinson

SPAM telefónico

¿Cansado de que Jazztell (Jazztel es la reina del spam telefónico, pero puedes cambiarla por esa empresa que te llama más que tu madre) te llame cada dos por tres o te llene de basura tu cuenta de email?

Si es así, tienes que movilizarte para que ellos también se cansen, pero de pagar multas por vulnerar tus derechos (Derechos relacionados con el ámbito de la publicidad). Porque a veces el SPAM sale caro.

A fecha de hoy, y sin ánimo de ser exhaustivo, éstas son algunas recientes resoluciones sancionadoras de la Agencia Española de Protección de Datos por infracciones (no exclusivas de spam telefónico) de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico (LSSI) y/o de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD):

Hay que observar que aunque algunas de estas resoluciones ponen fin a la vía administrativa, contra ellas cabe recurso de reposición ante la Agencia Española de Protección de Datos o recurso contencioso administrativo ante la Sala de lo Contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional. De hecho, algunas de estas resoluciones han sido recurridas y, a fecha de hoy, están en proceso de resolución o se han resuelto y no he tenido conocimiento de la resolución.

Lamentablemente, y muchas veces a pesar de la ley (La nueva ley de Consumidores restringe por primera vez el «spam telefónico»), el spam sigue siendo práctica habitual para muchas empresas que valoran más los resultados a corto plazo que la mala imagen que provocan en una gran mayoría de potenciales clientes (1444 de Vodafone: Como cabrear a los clientes y joder la reputación de una marca). Ahora, con este tipo de multas, también tendrán que valorar si les compensa económicamente.

Y es que la Ley Orgánica de Protección de Datos fija una serie de normas que las empresas deben seguir cuando desarrollan campañas publicitarias, por ejemplo:

  • No tienen derecho a llamarte si tu número no aparece en las guías telefónicas, o se identifica con la marca «U» en la guía (Derecho de exclusión de guías telefónicas).
  • Ninguna empresa puede realizar llamadas publicitarias o promocionales entre las 9 de la noche y las 9 de la mañana. Tampoco los fines de semana completos ni los festivos.
  • Los números de teléfono desde donde te llaman deben ser visibles. No pueden estar ocultos.
  • El envío de SMS, MMS, o email exige el consentimiento previo del receptor.
  • Todas las empresas tienen que disponer de un sistema sencillo y gratuito para darse de baja de sus mailings publicitarios.

Aunque cuestionada por algunos (La lista Robinson ¿funciona o potencia el spam?), una primera medida contra el spam telefónico, posiblemente el spam más molesto (Defendiéndonos del spam telefónico), es registrarse en las Listas Robinson de exclusión publicitaria (más información en El desafío de la protección de datos).

Listas Robinson

La Lista Robinson es un servicio gratuito de exclusión publicitaria que tiene como objetivo disminuir la publicidad que los consumidores recibimos. Este servicio permite de forma fácil y gratuita inscribirse (Cómo dejar de recibir publicidad no deseada) para reducir la recepción de comunicaciones comerciales mediante llamadas, sms, correo postal y correo electrónico de empresas de las que no sea cliente ni haya tenido ninguna relación.

Pese a que las Listas Robinson intentan impedir la recepción de publicidad no deseada, algunos dudas de su efectividad (La Lista Robinson: poco resultado para tanto spam) e incluso las señalan como responsables de crear el efecto contrario permitiendo que los datos de los usuarios inscritos lleguen fácilmente a empresas interesadas en revenderlos (La principal lista Robinson española se puede comprar por 150 euros).

No obstante, las listas Robinson sí pueden ser efectivas contra el spam telefónico (Las «llamaditas» a las 4 de la tarde para venderme una linea de ADSL…) aunque no resultan tan recomendables contra el spam por correo electrónico (Poniendo a prueba a la Lista Robinson).

Quizá no sea infalible (las entidades deben consultar la lista Robinson para no enviar comunicaciones comerciales a aquellas personas inscritas), pero reduce el número de publicidad no solicitada de empresas. Ten en cuenta que si mantienes una relación contractual con una empresa (por ejemplo, la operadora que te ofrece la conexión telefónica), ésta tiene derecho a llamarte para ofrecerte productos pero sólo si están relacionados con los que has contratado y cumpliendo el resto de condiciones que marca la normativa.

A partir de entonces, si recibimos spam telefónico, es buena idea conservar los datos (fecha y hora de la llamada, mensaje de texto, empresa responsable) y contactar (por email para conservar los datos de esta comunicación) con el servicio de atención al cliente de esa empresa para notificarle nuestra decisión de no recibir ninguna publicidad comercial y nuestra actual inclusión en la lista Robinson. Hay que tener en cuenta que muchas veces cuando contratamos algún servicio nos incluyen (y aceptamos) una cláusula que pone que permitimos a la empresa proporcionar nuestros datos a terceros con ánimos comerciales, por lo que con esta nueva comunicación estamos ejerciendo nuestro derecho de revocar dicha autorización.

AEPDSi el spam se repite, podemos presentar una denuncia (vía electrónica o en papel) ante la Agencia Española de Protección de Datos por infracción de la ley aportando la documentación anterior (Presentación de denuncias por Comunicaciones comerciales no deseadas). Facua desarrolló hace unos años una campaña de Lucha para acabar con el SPAM telefónico, donde facilitan cierta información y formularios para reclamar ante la AEPD y ante las autoridades autonómicas de consumo.

Si quieren tocarnos las narices, por lo menos que paguen.

Por cierto, como curiosidad, el término spam proviene de la contracción de Spiced Ham (carne especiada), un producto muy comercializado en Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial. Años más tarde, el grupo humorístico británico The Monty Python fue el responsable de otorgarle el significado que tiene hoy tras popularizar una broma televisiva en la que sus protagonistas repetían la palabra spam en innumerables ocasiones, de la misma manera en que ahora lo hace el correo no deseado.

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