Érase una vez y mentira no es que había un país muy muy lejano que sufrió durante más de 40 años una tiranía fascista-católica fruto de un golpe de Estado militar. Pero la muerte del tirano propició una incipiente aunque imperfecta estructura política democrática que trajo el progreso y la libertad secuestrados durante tanto tiempo.
Ahora, en su todavía flamante andadura democrática, una organización criminal, continuista con la ideología del régimen anterior, ha llegado al Gobierno del país bajo la apariencia formal de un partido político democrático.
Se trata de una organización especializada en delitos de corrupción de todo tipo, y concretamente su actividad se ha centrado en malversación y desvío irregular de fondos públicos, adjudicación fraudulenta de contratos públicos inflados, sobrecostes, comisiones y sobornos, corrupción urbanística, cohecho, contabilidad en B, financiación ilegal, sobresueldos en dinero negro, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales, destrucción de pruebas y obstrucción a la justicia, utilización de recursos y fondos públicos con fines políticos y contra rivales políticos, irregularidades varias, pufos y derroche del presupuesto público, como fechorías principales.
La injusticia y la desigualdad consecuentes han minado esta joven democracia, que se contrae dejando un espacio vacío que es ocupado impunemente por tramas (casos aislados vinculados entre sí) y redes delictivas que operan en interés propio (de la organización y de sus miembros) bajo una pretendida apariencia de interés general que solo engaña a quien quiere engañarse.
La riqueza del país es expoliada por esta organización criminal que opera a sus anchas desde la misma estructura de Gobierno, mientras que la mayoría de ciudadanos habitantes ven limitados sus derechos y recortados los servicios básicos generales, especialmente la sanidad y la educación, de su moderno Estado de Bienestar, casi por estrenar.
Pero, a pesar de todo, una mayoría de habitantes ciudadanos, con su voto, sigue y seguirá apoyando al gobierno de la organización criminal.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado, si quieres que te lo cuente otra vez cierra los ojos y vota al PP.
FIN
Nota: Recordando «Érase una vez» (El Lobito Bueno) de José Agustín Goytisolo en la voz de Paco Ibañez.
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